La exposición temporal de Wolfgang Tillmans en el Museo de Arte del Banco de la República es prueba de la crisis inédita en torno a temas, plástica y discursos que caracteriza al arte contemporáneo. Más por exceso que por carencias, esta crisis es el reflejo de la atomización, desintegración y diversidad de la vida urbana actual y nos remite a la búsqueda inacabada de la identidad del individuo postmoderno. A través de estas referencias, la obra de Tillmans y la curaduría de Obrist, Peyton y O’Brien, generan una conexión íntima con el espectador, lo que considero es el logro más grande de esta muestra.
Paradójicamente, es en el reconocimiento de la ausencia de una narrativa unificada en donde se pueden entender las intenciones detrás de la disposición de las obras de esta exposición. A mi modo de ver, esta falta de cohesión se lee a través de dos estrategias curatoriales: la primera es la ocupación libre del espacio en donde no existen jerarquías basadas en el tamaño de las obras y en la que se juega con nuestra área de confort como espectadores.
La segunda se basa en la presentación casi arbitraria de las obras en relación a sus temas y técnicas. En cuanto comenzamos a entablar relaciones entre obras, la curaduría introduce puntos ciegos que desestabilizan nuestras conclusiones y hacen pensar en otro tipo de relaciones más complejas. ¿Qué nos dice, por ejemplo,la yuxtaposición del autorretrato del artista en una habitación desolada y una fotografía monocromática alterada materialmente?
Por separado, la representación del hombre (arriba) tiene una dimensión autorreflexiva, probablemente relacionada con la desintegración del conjunto social y la soledad del individuo urbano, mientras que las fotografías monocromáticas reevalúan la pureza del medio del modelo moderno greenbergiano de los 60s. Sin embargo, su unión parece apuntar a la desvinculación que existe entre arte y vida y la necesidad de reconectar un proyecto crítico del arte con las posibilidades de cambio social en términos de equidad al acceso de oportunidades. No obstante, las interpretaciones sobre esta relación pueden ser tan variadas y libres como el número de visitantes de la muestra ya que, según el mismo Tillmans, las obras y su disposición en el espacio pueden, incluso, no tener sentido alguno. Esto resulta confuso pero al mismo tiempo maravilloso, pues reitera la diversidad del sujeto postmoderno y su(s) relación(es) con el arte.
La falta de interpretaciones unívocas en la obra de Tillmans es reforzada por sus instalaciones con recortes de periódicos, correos electrónicos, fragmentos publicitarios y artículos de internet que el artista llama table works. Como parte de un proyecto más amplio, el Truth Study Center, el artista establece un vínculo más directo con la vida política, pues denuncia violaciones contra los derechos humanos y rechaza la pervivencia de grandes instituciones como la Iglesia católica y su influencia en la lucha contra el VIH/SIDA y el activismo de la comunidad LGBTI. Esto con el propósito de abrir un espacio de discusión acerca de qué constituye lo “verdadero” en los medios de comunicación, una idea que recuerda incisivamente que no hay un único camino para la construcción de las identidades al interior del individuo.
Vista table works
Detalle table works – Declaración Benedicto XVI sobre colonización española
A pesar de mostrar una desconexión intencional entre sus elementos compositivos, esta exposición dista de ser apolítica en tanto llama la atención sobre los escenarios de desigualdad común a nuestras sociedades. En ese sentido, entabla una conversación entre la realidad circundante al individuo postmoderno fragmentado – nosotros – y una plástica y distribución espacial aparentemente impersonales. Ese es el aporte más claro que el artista y los curadores brindan al espectador de la exposición. De ahí su genialidad y la razón por la que la recomiendo a ojos cerrados.
Wolfgang Tillmans en el Banco de la República estará abierto hasta el lunes 28 de enero.
Retrato de Tillmans; © AFP/Getty Images
Ñapa
Tillmans es alemán y nació en 1968. Fue ganador del Premio Turner de la Tate Britain en el 2000, uno de los más prestigiosos del mundo. A partir del 2011 su vida se desenvuelve entre Berlín y Londres donde tiene sus talleres creativos. Esta exposición viajará a otros países de lationamérica en los próximos meses y se constituye como la primera gran muestra del artista para la región.
Enlaces de interés
Página oficial de la exposición (video + descripción)
http://www.banrepcultural.org/wolfgang-tillmans
Página oficial de Wolfgang Tillmans
http://tillmans.co.uk/
Fotos de la exposición en Bogotá fueron tomadas de la página oficial de Wolfgang Tillmans.
JS
CINCO DE ARTE 
Siempre se cae en un proceso binario, «lo bueno» y » lo malo» «lo verdadero» «lo falso», el miedo siempre es un aliado dentro del confort visual… Me parece una buena propuesta pero no creo que la fortaleza este plasmada en un discurso curatorial, le apuesto mas a las dinamitas que salen del documento bidimensional y se encarnan en planteamientos donde no solo se tilde, sino que al mismo tiempo permita promover, intimidar y salirse del discurso formal.